*En la parte más alta del Parque Macuiltépetl, se encuentra una construcción tipo pirámide, bautizada como el Mausoleo de los Veracruzanos Ilustres, con restos de héroes agraristas y personajes destacados como el dramaturgo Emilio Carballido
Carolina Miranda
Xalapa, Ver.- El viento sopla con timidez y mueve lentamente los poderosos árboles que rodean una estructura piramidal construida en las alturas de la ciudad de Xalapa.
La hojarasca acaricia, sin distinción alguna, al verde prado y al pequeño reducto de concreto que se encuentra en la punta del cerro del Macuiltépetl.
Un espacio que sirvió como soporte de un faro para dar luz a una zona boscosas, luego se convirtió en un monumento para resguardar los restos de los héroes agraristas de los años veintes y finalmente en el Mausoleo de los Veracruzanos Ilustres.
La hoz y el martillo en las rejas de metal dan cuenta de aquel pasado de luchas agrarias que encabezaron Cándido Aguilar, Carolino Anaya, José María Caracas e Hilario C. Salas, entre muchos otros.
“Originalmente se erige ahí un mirador que durante un tiempo tuvo una especie de faro para un espacio recreativo y de iluminación, no prosperó y fue convertido en un edificio en forma de pirámide que tiene adentro pequeñas criptas para recibir los restos áridos de algunas personalidades, originalmente para la lucha agraria de Veracruz”, explicó el cronista de la ciudad, Vicente Espino.
Se trató del Monumento a los Agraristas. Ahí fueron honrados los hombres que destacaron en la lucha agrarista de los años veintes como Úruslo Galván, Carolino Anaya y José Cardel y Manuel Almanza García, éste último integrante del movimiento inquilinario.
Años después, recuerda el cronista, el sitio se abrió para recibir los restos de veracruzanos ilustres, entre ellos el dramaturgo Emilio Carballido.
El narrador descansó al lado de aquellos luchadores sociales, pero también de políticos reconocidos en su época como Octavio Sentíes Gómez, ex jefe del departamento del Distrito Federal.
Con el paso de los años y un poco de abandono, recuerda el cronista, el lugar fue rescatado y se incorporó por primera vez a una persona que no tenía nada que ver con el escenario agrarista: el cordobés Don Emilio Carballido.